miércoles, 25 de agosto de 2010

Sesiones y Rituales Programados en Juguete Rabioso

Primer Afiche Juguete Rabioso/Agosto 2010

Esbozo del Primer Manifiesto de Juguete Rabioso


La Carroña sobre los Tejados /Foto Victoria Onatra


 Por Carlos Hache, Victoria Serpientealada, Señor Underground.


Quién ha jugado con Juguete Rabioso, quién sabe el sin sentido que habita en su corazón vacío y la palabra que calla en su ojo de hule. Juguete Rabioso nació del grito luminoso de nuestro desencanto. Con él negamos la vitalidad del cangrejo en las orgias de palabras de coñazos y coñosmedinas. Promulgamos el rescate de la Glosolalia, la sin razón del Padre Ubú, la crueldad del Shaman Artaud, la poesía del poeta de los siete años, el Buda, el Traficante Iluminado, los Ángeles Blancos en las venas de Trakl y la Pájaro-Profeta pez de anís. Juguete Rabioso, creador de cadáveres y experimentos literarios, busca vientre de toda guerra, sentimiento de barbarie y contraredención.
Es tiempo de que sea tiempo de incendiar nuestro ángulo del tiempo. Es hora del Duende develado, del festín en las habitaciones últimas del Yo resquebrajado, de jugar con el azar y el zar, resucitando los sueños asesinados en guillotinas  con cuchillas de cánones y status, de redimir al loco, al vagabundo, al soñador, al leproso, de descender a las cloacas de la ciudad amurallada y buscar el loto que crece en las alcantarillas-vísceras silenciosas donde vive dios, pontífice de cuerno enganchado en la placenta planetaria  de los anos estelares. Sus ángeles tocan guitarras de cristal y sexos dentudos abocados a la noche más negra.
El amanecer llegará con el vientre de su garganta, la vagina Prometeo con fuego que salva.
Los ciudadanos sabrán que Madame Felona parió un alfiler con el que hacían vudú al metratón de todo inicio.
Desafiaremos los rebotes incesantes de las cabezas en el eterno universo.
Nos sentaremos al borde de nuestras lágrimas pasadas hacia el rojo sol.
Nos haremos uno con el poema. El DEBER es lanzarse furiosamente al papel para ser.
Juguete Rabioso, descarnado, sangriento, vivo, recogerá el grito que el suicida arroja al amanecer sobre la nada del pavimento. Con el construirá los sutras  literarios de este nuevo siglo.

viernes, 13 de agosto de 2010

Himnos a la Noche (extracto) / Novalis

Árbol con Cuervos / Caspar David Friedrich. (1822)

[...]
Avanza horrible espectro hacia los convidados
Y llena su alma toda de un gran terror secreto
Hasta los mismos dioses se sienten conturbados
Ni a llevar calma aciertan al corazón inquieto.
Era misteriosa de esta visión la senda;
No aplacaba su rabia ni súplica ni ofrenda.
¿Sabéis qué era? La Muerte; que esa deshecha orgía
Con dolor y con lágrimas y miedo interrumpía.
Forzado a separarse, al fin, eternamente
de lo que el alma mece en el más dulce encanto,
De todo lo que inspira, con un amor ferviente,
Anhelo infatigable e inextinguible llanto
Al mortal parecía tan sólo reservado
Un sueño mortecino, luchar desesperado.
Del placer, estrellada ya estaba la ola loca
Del hastío infinito en la funesta roca.
Embelleció al espectro queriendo hacerle inerme
La osada fantasía que hasta lo ignoto escarpa;
Un dulce adolescente la luz apaga, y duerme;
Será el fin apacible como el germir de un arpa.
Dilúyese el recuerdo de sombras en raudales:
El canto del destino, tal fue, de los mortales.
Más de la eterna muerte quedó el misterio arcano.
Oh, ¡Muerte! ¡Oh, grave signo de un gran poder lejano!

Canto del destino de Hiperión / Hölderlin

Acantilados Blancos En Rügen / Caspar David Friedrich (1818)
Vagáis arriba en la luz,
en blando suelo, ¡genios felices!
brisas de Dios, radiantes,
suaves os rozan
como los dedos de la artista
las cuerdas santas.

Sin sino, como infantes
que duermen, respiran los dioses;
resplandecen
en casto capullo guardados
sus espíritus
eternamente.
Y en sus ojos beatos
brilla tranquilo
fulgor perpetuo.

Mas no nos es dado
en sitio alguno posar.
Vacilan y caen
los hombres sufrientes,
ciegos, de una
hora en la otra,
como aguas de roca
en roca lanzados,
eternamente, hacia lo incierto.

(Versión de Otto de Greiff)

Fragmento de Aurélia o El Sueño y La Vida

Gérard de Nerval, Calle de la vieja linterna. Grabado por Gustave Doré.
El sueño es otra forma de vida. No podría traspasar, sin estremecerme, esas puertas de nácar o marfil que nos separan de ese mundo invisible. Desde los primeros instantes en que el sueño nos domina, realmente es la sombra de la muerte quien se apodera de nosotros, un velado ensueño arrebata nuestro pensamiento y ya no podemos determinar el instante preciso donde el yo, bajo otra forma, continúa la obra de la existencia en un difuso subterráneo que poco a poco dispersa sus tinieblas, para desencadenar en la penumbra de la noche a las pálidas, rígidas e inmóviles figuras que habitan en la morada de los limbos.

El desdichado / Gérard de Nerval


Yo soy el tenebroso, -el viudo, -el desdichado,
el príncipe de Aquitania de la torre abolida:
mi sola estrella ha muerto, -y mi laúd constelado
ostenta el negro Sol de la Melancolía.

En la noche de la tumba, tú que me has consolado,
devuélveme el Posílipo y el mar de Italia,
la flor que tanto gustaba a mi corazón desolado,
y el ramaje donde la vid se une a la rosa.


¿Soy Amor o Febo?… ¿Lusignan o Biron?
Mi frente aún está roja del beso de la reina;
he soñado con la gruta donde nada la sirena…


Y dos veces vencedor crucé el Aqueronte:
modulando por turno en la lira de Orfeo
los suspiros de la santa y los gritos del hada.

Uccello el Pelo / Antonin Artaud


Para Génica Athanasiou


Uccello, mi amigo, mi quimera, has vivido con ese mito de pelos. La sombra de esa gran mano lunar donde imprimes las quimeras de tu cerebro jamás llegará hasta la vegetación de tu oreja, que gira y hormiguea a la izquierda con todos los vientos de tu corazón. A la izquierda los pelos, Uccello, a la izquierda los sueños, a la izquierda las uñas, a la izquierda el corazón. Todas las sombras se abren a la izquierda, naves, como orificios humanos. La cabeza recostada sobre esa mesa donde toda la humanidad se tambalea, qué otra cosa ves que la sombra inmensa de un pelo. De un pelo como dos bosques, como tres uñas, como un pastizal de pestañas, como un rastrillo en las hierbas del cielo. Estrangulado el mundo, y suspendido, y eternamente vacilante sobre las llanuras de esta mesa plana donde tú inclinas tu cabeza pesada. Y a tu lado cuando interrogas los rostros, qué ves sino una circulación de ramificaciones, un emparrado de venas, la huella minúscula de una arruga, el ramaje de un mar de cabellos. Todo es giratorio, todo vibrátil, y qué vale el ojo desprovisto de sus pestañas. Lava, lava las pestañas, Uccello, lava las líneas, lava la huella temblorosa de los pelos y las arrugas sobre esos rostros colgados de muertos que te miran como huevos, y en tu palma monstruosa y llena de luna como de un alumbrado de hiel, aquí tenemos todavía la huella augusta de tus pelos que emergen con sus líneas finas como los sueños en tu cerebro de ahogado. De un pelo a otro pelo, cuántos secretos y cuántas superficies. Pero dos pelos uno al lado del otro, Uccello. La línea ideal de los pelos intraduciblemente fina y repetida dos veces. Hay arrugas que dan vuelta a las caras y se prolongan hasta el cuello, pero bajo el cabello también hay arrugas, Uccello. Por eso puedes dar toda la vuelta a ese huevo que cuelga entre las piedras y los astros, y es el único que posee la animación doble de los ojos.

Cuando pintabas a tus dos amigos y a ti mismo en una tela bien tendida, sobre la tela dejaste como la sombra de un extraño algodón, en lo cual discierno tus pesares y tu pena, Paolo Uccello, mal iluminado. Las arrugas, Paolo Uccello, son cordones, pero los cabellos son lenguas. En uno de tus cuadros, Paolo Uccello, yo he visto la luz de una lengua en la sombra fosforosa de los dientes. Precisamente con la lengua llegas a la expresión viva en las telas inanimadas. Y precisamente de ese modo es como yo, Uccello todo envuelto en tu barba, vi que me habías comprendido y definido de antemano. Bienaventurado seas, tú que has tenido la preocupación rocosa y terrateniente de la profundidad. Tú viviste en esta idea como en medio de una ponzoña animada. Y en los círculos de esta idea giras eternamente, y yo te persigo a tientas con la luz de esta lengua como hilo, que me llama desde el fondo de una boca milagrosamente curada. La preocupación terrateniente y rocosa de la profundidad, yo que carezco de tierra en todos los grados. ¿Realmente presumiste mi descenso a este mundo infame con la boca abierta y el espíritu perpetuamente asombrado? ¿Presumiste esos gritos en todos los sentidos del mundo y de la lengua, como un hilo extraviadamente devanado? La larga paciencia de las arrugas es lo que te salvó de una muerte prematura. Porque, yo lo sé, tú habías nacido con el espíritu tan hueco como yo mismo, pero pudiste fijar ese espíritu sobre algo menos todavía que la huella y el nacimiento de una pestaña. Con la distancia de un pelo, te balanceas sobre un abismo temible y del que sin embargo estás para siempre separado. Pero también bendigo, Uccello, muchachito, pajarito, lucecita desgarrada, bendigo tu silencio tan bien plantado. Fuera de esas líneas que avanzas con la cabeza como una fronda de mensajes, de ti no queda más que el silencio y el secreto de tu bata cerrada. Dos o tres signos en el aire; cuál es el hombre que pretende vivir más que esos tres signos, y a quien, a lo largo de las horas que lo cubren, pensaría uno en preguntarle más que el silencio que los precede o los sigue. Siento que todas las piedras del mundo y el fósforo de la extensión que acarrea mi paso se abren camino a través de mí. Forman las palabras de una sílaba negra en los pasturajes de mi cerebro. Tú, Uccello, enseñas a no ser más que una línea y la capa elevada de un secreto.

Manifiesto del señor Antipirina / Tristan Tzara


DADÁ es nuestra intensidad: que erige las bayonetas sin consecuencia
la cabeza sumatral del bebé alemán; DADÁ es la vida sin pantuflas
ni paralelos; que está en contra y a favor de la unidad y decididamente
contra el futuro; sabemos sensatamente que nuestros cerebros se convertirán
en cojines blanduzcos, que nuestro antidogmatismo es tan exclusivista como el
funcionario y que no somos libres y gritamos libertad; necesidad severa sin
disciplina ni moral y escupamos sobre la humanidad.

DADA permanece dentro del marco de las debilidades europeas,
es una cochinada como todas, pero de ahora en adelante
queremos zurrarnos en diversos colorespara ornar el jardín zoológico
del arte de todas las banderas de los consulados.

Nosotros somos directores de circo y chiflamos por entre los vientos de las
ferias, por entre los conventos , prostituciones, teatros, realidades, sentimientos,
restaurantes, uy, jojo, bang, bang.

Nosotros declaramos que el coche es un sentimiento que nos ha unido más
de lo suficiente en las lentitudes de sus abstracciones, como los trasatlánticos,
los ruidos y las ideas. Sin embargo, nosotros exteriorizamos la facilidad,
buscamosla esencia central y nos sentimos contentos si podemos ocultarla;
no queremoscontar las ventanas de la élite maravillosa, pues DADÁ no existe
para nadie y queremos que todo el mundo entienda eso. Es ahí, os lo aseguro,
donde está el balcón de Dadá. Desde donde uno puede oír marchas militares y
descender cortando el aire como un serafín en un baño popular, para mear y
comprender la parábola.

DADA no es locura ni sabiduría, ni irónica, mírame, gentil burgués.

El arte era un juego color de avellana, los niños armaban las palabras que
tienen repique al final, luego lloraban y gritaban la estrofa, y le ponían
las botitas de las muñecas, y la estrofa se volvió reina para morir un poco
y la reina se convirtió en ballena y los niños corrían y se quedaron sin cena.

Y luego vinieron los grandes embajadorea del sentimiento, quienes exclamaron
históricamente a coro:


Psicología Psicología jiji
Ciencia Ciencia Ciencia
Viva Francia
No somos naïf
Somos sucesivos
Somos exclusivos
No somos simples
Y sabemos bien discutir de la inteligencia.

Pero nosotros, DADA, no compartimos su opinión, pues el arte no es
cosa seria, os lo aseguro, y si mostramos el crimen para doctamente decir
ventilador, es para halagarles, queridos oyentes, os amo tanto, os lo
aseguro y os adoro.

(Traducción de Huberto Haltter, mexicano, heterosexual, encarnación de la desencarnación, síntoma de los tiempos, y esquizofrénico-paranoico de la mejor cepa.)

jueves, 12 de agosto de 2010

Unión Libre / André Breton


Mi mujer con cabellera de llamaradas de leño
con pensamientos de centellas de calor
con talle de reloj de arena
mi mujer con talle de nutria entre los dientes de un tigre
mi mujer con boca de escarapela y de ramillete de estrellas
de última magnitud
con dientes de huella de ratón blanco sobre la tierra blanca
con lengua de ámbar y vidrio frotados
mi mujer con lengua de hostia apuñalada
con lengua de muñeca que abre y cierra los ojos
con lengua de piedra increíble
mi mujer con pestañas de palotes escritos por un niño
con cejas de borde de nido de golondrina
mi mujer con sienes de pizarra de techo de invernadero
y de cristales empañados
mi mujer con hombros de champaña
y de fuente con cabezas de delfines bajo el hielo
mi mujer con muñecas de cerillas
mi mujer con dedos de azar y de as de corazón
con dedos de heno segado
mi mujer con axilas de marta y de bellotas
de noche de San Juan
de ligustro y de nido de escalarias
con brazos de espuma de mar y de esclusa
y de combinación de trigo y molino
mi mujer con piernas de cohete
con movimientos de relojería y desesperación
mi mujer con pantorrillas de médula de saúco
mi mujer con pies de iniciales
con pies de manojos de llaves con pies de pájaros en el
momento de beber
mi mujer con cuello de cebada sin pulir
mi mujer con garganta de Valle de Oro
de cita en el lecho mismo del torrente
con senos nocturnos
mi mujer con senos de montículo marino
mi mujer con senos de crisol de rubíes
con senos de espectro de la rosa bajo el rocío
mi mujer con vientre de apertura de abanico de los días
con vientre de garra gigante
mi mujer con espalda de pájaro que huye en vuelo vertical
con espalda de azogue
con espalda de luz
con nuca de canto rodado y de tiza mojada
y de caída de un vaso en el que acaban de beber
mi mujer con caderas de barquilla
con caderas de lustro y de plumas de flecha
y de canutos de pluma de pavo real blanco
de balanza insensible
mi mujer con nalgas de greda y amianto
mi mujer con nalgas de lomo de cisne
mi mujer con nalgas de primavera
con sexo de gladiolo
mi mujer con sexo de yacimiento aurífero y de ornitorrinco
mi mujer con sexo de alga y de viejos bombones
mi mujer con sexo de espejo
mi mujer con ojos llenos de lágrimas
con ojos de panoplia violeta y de aguja imantada
mi mujer con ojos de pradera
mi mujer con ojos de agua para beber en prisión
mi mujer con ojos de bosque eternamente bajo el hacha
con ojos de nivel de agua de nivel de aire de tierra y de fuego


(Versión de Aldo Pellegrini)